Opinion

¿Quién quiere salir en la foto? Corcholatas y sus campañas anticipadas

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Por Ricardo Fuentes Lecuona 05 Diciembre 2022

Así las cosas

Así las cosas…

Desde la segunda mitad de este año, los que antes eran susurros y chismes se han convertido en gritos y pancartas.

El actual debate sobre la reforma electoral, al igual que las marchas y mítines, acompañados de los discursos y las declaraciones de algunos actores, demuestran cómo la vida política del país apunta cada vez más contundentemente a un  de los comicios que se celebrarán en 2024, en los que se elegirá al sexagésimo sexto titular del poder Ejecutivo Federal. Mientras la tanda electoral de los partidos de oposición aún se encuentra atestada con un nuevo “auto destape” cada semana, está claro que la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional se disputa entre el secretario de Gobernación, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y, hasta cierto punto, el Canciller de la República. A partir de esta carrera por ganar el favor del presidente y/o la ciudadanía, en los últimos meses hemos presenciado lo que efectivamente a constituido una campaña preelectoral con 2 años de anticipación a las elecciones federales del 2024.

Es innegable la existencia de cientos de miles de espectaculares, lonas y, por supuesto, publicidad pintada en muros y banquetas de cada esquina y callejón del país, conteniendo slogans, imágenes y nombres de los “presidenciables” morenistas. Desde el eslogan “Es Claudia” que graciosamente tuvo que ser ajustado a “Es Claudia (SH)” tras el destape de la Senadora pista Claudia Ruiz-Massieu, hasta el intento del titular de la SEGOB a capitalizar de su apellido compartido con el presidente en su retruécano “Que siga López, estamos Augusto” Los presuntos culpables de estas campañas manejadas “a la sorda, pero no tanto”, son clara y principalmente Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, quienes son vistos como las dos principales opciones hacia la candidatura oficial. Ahora bien, podemos darnos cuenta de que la presunta campaña anticipada de la jefa de Gobierno se centra en ganarse el favor de la ciudadanía a través de sus conciertos, marchas, giras, y clases en trampolín. Mientras que la del secretario de Gobernación

está enfocada, detrás de la cortina, en las élites y clases políticas de las entidades

federativas, esfuerzo que se aprecia a partir de sus incontables visitas a los Congresos

locales, y sus juntas privadas, y no tan privadas, con exgobernadores y empresarios.

Quien parece estar quedándose atrás es el Canciller Marcelo Ebrard, quien que desde

hace bastante tiempo se ha considerado un inevitable candidato a la presidencia, sin

embargo, su jugada parece ser muy distinta y más respetuosa a la ley que a las de sus

compañeros, misma que merece su propio acercamiento en lo individual.

Si bien las precampañas difícilmente constituyen algo nuevo en nuestra realidad

política, lo que sí llama la atención son la desvergüenza de los mencionados actores y la

complicidad del presidente, además de la preocupación y sospecha que estas campañas y

giras pudieran estar siendo patrocinadas por el erario, a pesar de los deslindes y rechazos

“de manera categórica” que parecen más formalidades que aclaraciones.