Saber Escuchar: Artículo número 120

Nunca se subrayará bastante la importancia de la comunicación entre las personas.

Solo la persona humilde sabe escuchar, es decir, aquella que piensa que los demás tienen algo que decirle y que el no sabe.

Quién considera que lo básico en el diálogo es lo que tiene el que decir, se encuentra sin ninguna duda afectado por la preponderancia y la soberbia.

José Maria Rodríguez Porras escritor español, nos advierte que hemos de atender no solo el lenguaje verbal o escrito, sino al lenguaje de los gestos, que resultan a veces complementariamente distintas y significados.

Señala en primer lugar la mirada,qué puede adaptar una amplia gama de sentimientos: fugaces y sostenidos, y abiertos; cálidos y fríos: luminosos e inexpresivos; tristes y alegres, serenos e inquietos; sanos y patológicos.

Hay indicación de que la mirada es, en cierto modo, una expresión de nuestra personalidad: las personas francas miran directamente a los ojos; las desconfiadas evitan el contacto visual.

Es fácil engañar con la palabra; y difícil con la mirada. Por ello hay personas que necesitan lentes obscuros, porque piensan que de esta manera guardan mejor su intimidad.

Pensamiento erróneo porque con ello manifiestan uno de los sentidos más íntimos y que menos quisiera revelar: la desconfianza.

Escuchar no es solo tarea del oído, sino sobretodo de la vista. No se trata simplemente de ver al otro, ni aún de verlo a los ojos; el acto de escuchar exige ver como me mira el otro.

Para decirlo con Antonio Machado , poeta español, escritor de la frase “caminante no hay camino, se hace camino al andar….” , escribió sobre la mirada: “en la cosa nunca vista de tus ojos me he mirado: en el ver como me miras”

El gesto facial predominante es la sonrisa, y todos sabemos reconocer la sonrisa franca y espontánea de la mecánica y estudiada.

Goleman autor del libro La inteligencia Emocional, dijo con razón que la sonrisa es la distancia más corta entre dos personas.

Igualmente, debe atenderse a los brazos y las manos. El brazo dirigido a un interlocutor y el dedo que le apunta expresan una exigencia; si los brazos están abiertos significa acogida; si cruzados, actitud especulativa; cruzados en la nuca, desapego.

Finalmente, la postura corporal: erguida, expresa seguridad; el cuerpo echado hacia atrás, altivez; encorvado, fatiga o inseguridad.

El lenguaje de los gestos dice tanto o más que las palabras. Cuando ambos no coinciden, es posible que el receptor capte la incongruencia y se pregunte por la sinceridad del emisor.

Ya se ve que escuchar es un arte difícil. Lo importante e insustituible en el acto de escuchar es el interés por la persona del interlocutor: por ello nos interesa lo que dice, o el modo de mirar, o los ojos, o los gestos y posturas mostradas, Incluso la persona toda entera. Por esto, al escuchar se atiende a la persona entera.

parece paradójica, pero no lo es, que la mejor manera de comunicar es callarse. San Josemaria Escriva nos dice que callándonos logramos más eficacia en nuestros trabajos.

Escuchar es:
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**. Callarse.
**. Mirar a los ojos.
**. Estar atento a lo que se dice y lo que se siente.
**. Dar tiempo y ser paciente.
**. Repetir lo que el otro dice, para estar seguro de haber comprendido.

Escuchar no es:

**. Emitir juicios, sin discutir.
**. Interferir o completar frases.
**. Asumir que se lo que el otro me va decir.
**. Distraerse, haciendo otras cosas al mismo tiempo.
** Dar soluciones, en vez de suponer que el otro es capaz de descubrirlas por cuenta suya propia.

Fuentes: Carlos Llano Cifuentes
libro Liderazgo y Humildad